Sánchez rompe su silencio sobre los disturbios sin reproches a Podemos por alentar la violencia
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha roto este viernes tres días de silencio mientras España arde en disturbios alentados por Podemos para exigir la puesta en libertad del delincuente Pablo Hasél, condenado por reiteración en el enaltecimiento del terrorismo. «En democracia es inadmisible cualquier uso de la violencia, porque la violencia no es una libertad, sino un ataque a la democracia», ha dicho el presidente.
El dirigente socialista ha eludido referirse en cualquier momento al comportamiento de sus socios de Gobierno, ha añadido que «la democracia española tiene una tarea pendiente que es ampliar y amparar mejor la libertad de expresión» y ha recordado que el Gobierno acometerá reformas en el Código Penal para mejorar la protección de este derecho fundamental porque, ha dicho, la democracia debe amparar hasta las más «infames opiniones».
Ayer, el coportavoz y diputado de Podemos, Rafa Mayoral, compareció tras el polémico tuit de Pablo Echenique para afirmar que estas protestas salvajes, que se han saldado con decenas de policías heridos y graves destrozos, se transforman en «opciones viables» para abordar un problema de «profundización democrática» que pasa por despenalizar aquello que tanto los morados como los socialistas llaman «delitos de opinión». En definitiva, que Hasél, defensor de ETA y otras organizaciones terroristas, deje de ser condenado por componer ripios como este: «Miguel Ángel Blanco, en tu nuca ¡pum, pum, pum!».
Sin crítica explícita a la formación que lidera su vicepresidente Pablo Iglesias, Pedro Sánchez ha proclamado que «en una democracia plena, y España lo es, resulta inadmisible el uso de cualquier tipo de violencia. No es una libertad, es un ataque a la libertad de los demás. La democracia jamás ampara la violencia».
La primeras declaraciones del presidente para referirse a los disturbios alentados por sus socios han tenido lugar al inicio de su intervención para presentar en Mérida el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Economía Española, pero no han incluido en ningún momento la palabra «condena». Sin embargo, en octubre de 2019, cuando los CDR desataron una ola de violencia en Barcelona bajo el pretexto de la sentencia condenatoria del Tribunal Supremo a los líderes del golpe del 1-O, Sánchez exigió por escrito a Torra que antes de cualquier diálogo con la Generalitat y su Govern debía «condenar rotundamente la violencia».
Podemos no sólo no ha condenado la violencia desatada esta semana en varias ciudades de toda España, sino que ha pretendido justificarla en un supuesto déficit democrático que urge resolver y la ha amparado como una manifestación de participación política. En palabras de Mayoral, «lo que ocurre es que aquellos que hacen las cosas bien no se encuentran incentivados para hacerlo bien y aquellas prácticas de los que lo hacen mal se terminan convirtiendo desgraciadamente en muchos momentos en opciones viables para abordar problemas que son problemas de participación política y no son problemas de orden público».
Sin complejos
Sin menos complejos que los de Pedro Sánchez ante Podemos se ha pronunciado la ministra de Defensa. Margarita Robles ha afirmado que «la mínima complicidad o silencio con la violencia» no tiene cabida en la democracia. Y varios ‘barones’ socialistas también han puesto el dedo sobre los socios del Gobierno. Hay un partido intentando gobernar, y hay otros que están intentando que no haya gobierno, esa es la cruda realidad», ha manifestado el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández-Vara, en una entrevista en la Cadena Ser. Y el castellano-manchego Emiliano García-Page ha tirado de ironía para criticar a los de Iglesias: «No les convierte en casta condenar la violencia».
Contundente también fue ayer la vicepresidenta Carmen Calvo cuando, al ser preguntada por el tuit de Echenique, afirmó: «Una cosa es defender que una democracia sea exigente con la libertad de expresión, y otra es alentar a estar en una situación en la que ayer vimos heridos y detenidos».
«¡Aguantad!»
Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado esperan un fin de semana de violencia callejera. Las manifestaciones que más preocupan en estos momentos a la Policía son las citas previstas en Madrid capital, en un lugar aún no determinado, donde se espera que acudan integrantes y cabecillas de algunos de los grupos más violentos de la ultraizquierda. Las unidades antidisturbios de la Policía Nacional se reforzarán un 50% de cara al sábado, aunque han recibido orden de «aguantar al máximo» antes de cargar contra los violentos. Una instrucción que ha soliviantado a los agentes.